I. Marco de Referencia

El apuntalamiento de la democracia es uno de los fenómenos internacionales más significativos del siglo XX, los cambios más importantes se consolidaron especialmente durante los últimos 25 años del siglo pasado. Esto fue posible gracias al agotamiento de los regímenes totalitarios y autoritarios surgidos a partir de la Segunda Guerra Mundial.

En la década de los setenta del siglo pasado, comenzó a presentarse un fenómeno que si bien surgió en Europa Occidental (España, Portugal y Grecia), se extendió en forma generalizada prácticamente en todo el mundo. Asimismo, la democracia cobró auge a partir de distintos factores estructurales de orden económico y social, además de condiciones coyunturales, como el fin de la Guerra Fría.

Alexis de Tocqueville, en su clásico libro La Democracia en América, apuntaba que en el mundo del siglo XIX se estaba operando entre nosotros una gran revolución democrática. A partir de 1973 y hasta el año 2009, han transitado a la democracia electoral alrededor de 155 países. Actualmente, existen cerca de 180 países que han construido reglas electorales para acceder democráticamente al poder.

En 1977 este fenómeno en América Latina presentaba el siguiente panorama, únicamente tres países eran reconocidos como plenamente democráticos: Costa Rica, Colombia y Venezuela; la mayoría de los países de la región vivía bajo regímenes autoritarios. Para el año 2010, es decir, 33 años después, prácticamente todos los países de la región han hecho suya la democracia como método para acceder a la representación política a través de la celebración de elecciones libres, transparentes y periódicas.

El voto del ciudadano ha transformado radicalmente las condiciones para definir quién debe gobernar nuestros países. Es por medio del voto, que se ha dado un nuevo rostro a la geografía del poder en la región. El pluralismo es parte de la cotidianidad política que se reproduce a través de los partidos políticos y de las elecciones. Para ello, los países de la región se han dado a la tarea de crear instituciones y procedimientos electorales que garanticen la mayor independencia y autonomía ante los distintos grupos de poder. No obstante, es importante destacar que transformar sistemas políticos autoritarios e instaurar sistemas democráticos no ha sido suficiente; tenemos que trabajar en la creación y desarrollo de condiciones culturales para que nuestras democracias se conviertan en costumbre social y mejoren la calidad de vida de los habitantes de la región.

Hay problemas y desafíos históricos que ningún gobierno ha podido resolver, no hay soluciones mágicas para la pobreza de millones, la desigualdad, el desempleo, el atraso científico y tecnológico, y el analfabetismo. Del fondo de algunas de nuestras sociedades siguen brotando esperanzas de un gobierno providencial que resuelva todo. La historia también nos ha mostrado que no hay atajos, sino que hay trabajo, esfuerzo y cooperación en la corresponsabilidad en la construcción de soluciones.

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II. Racional

América Latina está mejor equipada para que su apuesta democrática sea coronada por el éxito. Tenemos electorados rigurosos y participativos; partidos con clientelas efectivas; votantes vigorosos; leyes electorales que conducen democráticamente la pluralidad política e instituciones electorales  capaces de administrar la competencia democrática por el poder.

Hay una estabilidad en América Latina como nunca antes, las crisis derivadas de la abdicación del poder de ocho presidentes del año 2000 a la fecha se han resuelto en su mayoría sin quebranto de las leyes constitucionales, con mínimos enfrentamientos, pero nada parecido a las quiebras institucionales de los años 60 y 70 del siglo pasado.

La democracia en América Latina encontró un campo fértil en el tema electoral. Hay una gran legitimidad de origen para ejercer los cargos públicos en la mayoría de los países de la región dando una estabilidad política. Sin embargo, el entusiasmo y auge por las elecciones democráticas generaron ambiciosas expectativas para la solución de distintas problemáticas de orden social, económico y cultural. Las elecciones han contribuido a solucionar el reto de la legitimidad del acceso al poder, pero no del ejercicio. Corresponde a los gobiernos, ya en el ejercicio de sus responsabilidades, mejorar la calidad de vida de las sociedades latinoamericanas. Si bien la región es considerada como una de las de mayor índice de desarrollo democrático, también es cierto que es donde existe la mayor concentración de pobreza y desigualdad en el mundo.

En consecuencia, se ha presentado un desencanto ciudadano por la democracia al no ver satisfechas sus necesidades y requerimientos en sus condiciones de vida. Esto mismo puede afectar inclusive los importantes logros alcanzados por la democracia electoral.

Es por ello que América Latina se plantea la necesidad de abrir un espacio para analizar, reflexionar y discutir sobre los distintos aspectos que trae consigo la construcción de la democracia, con el propósito de fortalecer los avances y logros e identificar problemas y compartir diferentes soluciones a los mismos. Se propone crear un Foro de la Democracia Latinoamericana.

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III. Antecedentes del III Foro

A principios de 2010, el Secretario General de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Dr. José Miguel Insulza, y el Consejero Presidente del Instituto Federal Electoral (IFE), Dr. Leonardo Valdés, acordaron desarrollar el Foro de la Democracia Latinoamericana, con el objetivo de crear un espacio de reflexión, discusión y análisis sobre los desafíos que implica la transición, construcción y consolidación de la democracia en América Latina.

Para estos fines, se definió convocar a expertos, practicantes, académicos, funcionarios públicos y electorales, representantes de partidos políticos, de organizaciones ciudadanas y de los medios de comunicación, entre otros; quienes debatieran sobre temas políticos, sociales, económicos y electorales sobre aspectos de la agenda regional con el propósito de reunir la mayor calidad de información y experiencias prácticas referentes a la construcción de la democracia en la región.

Igualmente, se definió un formato en el cual cada uno de los ponentes tuviera una primera intervención y posteriormente se desarrollara un debate entre ellos. De ahí que se definió que dado el formato y los objetivos del Foro, la selección de los moderadores es clave, pues su función principal es hacer que los invitados debatan de manera amplia sobre el tema en cuestión.

El  I Foro de la Democracia Latinoamericana, fue organizado por la OEA, el IFE y el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), se llevó a cabo del 11 al 14 de octubre de 2010 en el Palacio de Minería de la ciudad de México. En esta primera versión se presentó el “Segundo Informe sobre el estado de la democracia en América Latina: Nuestra Democracia”, y sus contenidos sirvieron de eje temático para el desarrollo del mismo.  En esa ocasión se contó con la participación de 55 ponentes y moderadores de 14 países, incluyendo cuatro Ex Presidentes.

Paralelamente, como parte de los trabajos de ese evento se presentó la obra “Encuesta sobre Gobernabilidad y Convivencia Democrática” elaborada por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO).

La segunda versión del Foro, estuvo organizada por el Instituto  Internacional para la Democracia y la Asistencia Electoral (IDEA), además de la OEA y el IFE; y se llevó a cabo en el Antiguo Colegio de San Idelfonso de la ciudad de México, del 6 al 8 de diciembre de 2011. En el II Foro, la OEA desarrolló el informe sobre “Dinero, Política y Poder: Un dilema para la Democracia”. Igualmente, su contenido sirvió como eje rector para las discusiones y reflexiones de ese evento, en el cual participaron  49 ponentes y moderadores de 14 países, incluyendo a cinco aspirantes a candidato para la Presidencia de México.

Las discusiones que se llevaron a cabo en el marco del I y II Foro tuvieron una amplia difusión y discusión en espacios nacionales e internacionales. Sin duda la temática, la metodología y los contenidos de las discusiones fueron relevantes y atractivos, ya que generaron un alto nivel de impacto en medios de comunicación, así como en las distintas redes sociales. Destaca, la calidad de los expositores y, sobre todo, la presencia de ex presidentes y personalidades del ámbito político y empresarial que contribuyeron al debate y reflexión.

El poder de convocatoria del Foro descansó en gran medida en la planeación y  difusión anticipada y oportuna de este ante diferentes audiencias nacionales e internacionales. El interés del público en el Foro se vio expresado a través de diferentes mecanismos. La parte presencial fue particularmente importante ya que la audiencia constó de entre 500 y 900 asistentes durante los tres días. Las 32 oficinas del IFE en todo el país tuvieron un seguimiento puntual de las distintas sesiones. Asimismo, más de 20 mil usuarios de redes sociales en distintas modalidades mostraron interés en dicho evento.

Un aspecto a destacar es que los trabajos de ambos Foros fueron transmitidos en vivo a través de las páginas de Internet del IFE y de la OEA.

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IV. Objetivo General del Foro

Crear un espacio de reflexión, discusión y análisis sobre los desafíos que implica la transición, fortalecimiento y consolidación de la democracia en América Latina. En este sentido, el Foro de la Democracia Latinoamericana busca ser ese espacio donde coincidan políticos, académicos, expertos en políticas públicas, funcionarios gubernamentales, autoridades electorales, entre otros, para contribuir a la identificación de problemas, necesidades y desafíos, así como explorar y compartir distintos enfoques, perspectivas y caminos en la atención a los temas pendientes de la agenda de la democracia de ciudadanos.

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El III Foro de la Democracia Latinoamericana se desarrollará con base en tres ejes temáticos:

• Política
• Representación
• Gobernabilidad

Estos temas se encuentran relacionados entre sí y tienen implicaciones en diversos campos; por ello se busca profundizar en cada uno de estos a través del análisis y discusión de los políticos, funcionarios públicos, expertos y académicos.

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