Sistemas Políticos y Electorales Contemporáneos

RUSIA


Coordinador de la colección

Pedro Aguirre

Presentación

Introducción

III. Sistema político

1. Régimen constitucional

1.1. Antecedentes históricos

1.2. Constitución de 1993

2. Poder Ejecutivo

3. Parlamento

4. Poder Judicial

5. Federalismo en Rusia

III. Sistema electoral

III. Sistema de partidos

1. Principales partidos políticos

Anexo estadístico

Bibliografía


Presentación

Uno de los hechos sobresalientes del final del siglo xx es, sin duda, la preeminencia de la democracia sobre el autoritarismo. La extensión y el arraigo de los valores, las instituciones y las prácticas democráticas en el mundo de hoy constituyen, en efecto, un proceso global que, al parecer, se dirige hacia su consolidación. La derrota de los totalitarismos de derecha en la Segunda Guerra Mundial; las transiciones a la democracia en el sur de Europa, en América Latina y en el sudeste asiático a lo largo de los años setenta y ochenta, y el derrumbe de los regímenes totalitarios de Europa del Este, conocidos como socialismo real, durante el segundo lustro de los ochenta, apuntalaron a las grandes democracias e impulsaron la emergencia de nuevas democracias, transformando de manera radical el mapa geopolítico mundial. Pero sobre todo, apoyado en la globalización de los medios de comunicación, dicho proceso ha significado un profundo cambio en los valores y las percepciones de las sociedades contemporáneas en favor de los derechos y las libertades fundamentales de la persona, sustento y fin del constitucionalismo democrático.

El éxito de ese proceso de universalización de la democracia no implica, sin embargo, un triunfo definitivo sobre el autoritarismo, ni mucho menos que los retos actuales y los desafíos futuros de las democracias en particular hayan sido resueltos. Los riesgos de involución hacia formas autoritarias de gobierno, en especial en las democracias más recientes y frágiles; las dificultades para emprender o consolidar transiciones democráticas frente a los autoritarismos persistentes y los viejos o nuevos problemas institucionales de las democracias exigen cada día más imaginación y responsabilidad, más conocimientos y participación, más y mejor formación de ciudadanos libres y responsables. Exigen, en suma, una más amplia y sólida cultura democrática.

Es evidente que no hay mejor garantía para la consolidación de la democracia que la formación de una sociedad que conozca y aprecie sus valores, sus instituciones y sus prácticas y que, al mismo tiempo, a través de sus ciudadanas y ciudadanos, de sus diversas organizaciones, de sus partidos políticos y de su gobierno, participe efectivamente en el debate y en la formulación de propuestas frente a los asuntos de interés público propios de la vida democrática. Una sociedad, pues, comprometida con la democracia y su desarrollo.

En ese sentido, el objetivo de la colección Sistemas Políticos y Electorales Contemporáneos es contribuir a la divulgación de la cultura democrática en la sociedad mexicana, mediante el conocimiento de las democracias de nuestro tiempo. Con esta colección, el Instituto Federal Electoral busca poner al alcance del público en general, en especial de los jóvenes que cursan sus estudios de educación media superior y superior, la información y los elementos de análisis necesarios para el conocimiento de los sistemas políticos y electorales de las diversas democracias que existen en el mundo, su diseño constitucional y su forma de gobierno, los principios y los procedimientos que rigen sus elecciones, y su sistema de partidos.

Con ese fin, la colección ha sido diseñada de tal modo que permita un estudio comparativo de los sistemas políticos y electorales considerados. Para ello, cada una de las monografías tiene la misma estructura: a manera de introducción se presenta un marco conceptual básico para facilitar la comprensión de las nociones de sistema político, sistema electoral y sistema de partidos, que son, a su vez, temas tratados en capítulos aparte. Igualmente, las monografías contienen un anexo estadístico con datos generales de los países, los resultados electorales y la composición de los órganos de representación popular, así como una cronología electoral del país de que se trate.

Instituto Federal Electoral


Introducción

Para el estudio de los sistemas políticos y electorales contemporáneos se requiere del conocimiento previo de su definición como conceptos y de una explicación sobre su significado. En términos generales se puede decir que el fenómeno político y, en particular, su manifestación en cada comunidad constituye un proceso complejo mediante el cual se toman las decisiones imperativas que la rigen. Pero, ¿cuáles son los elementos que intervienen en ese proceso?; ¿qué relación tienen entre sí?; ¿quiénes toman esas decisiones y con qué atribuciones?; ¿cómo se toman las decisiones imperativas?; ¿qué efectos producen y sobre quiénes? Éstas son, entre otras, las cuestiones que corresponden al estudio de los sistemas políticos y electorales, y en cada caso su respuesta explica o trata de explicar la manera en la que una comunidad específica las ha resuelto o busca resolverlas.

La noción de sistema político se refiere al conjunto de instituciones, organizaciones y procesos políticos que, caracterizados por un cierto grado de interdependencia, rigen y conforman la vida política de una determinada comunidad. En este sentido, el estudio sistémico del fenómeno político en cualquier agrupación supone, entre otras exigencias metodológicas, determinar el ámbito del sistema, es decir, señalar sus límites, y comprender los elementos o las partes que lo integran así como las relaciones recíprocas que guardan entre sí. En otras palabras, determinar si los confines del sistema se identifican, por ejemplo, con los del Estado-nación, que es el caso de nuestro tiempo; o si los elementos que lo integran, también como ejemplo, son una Constitución escrita, un Parlamento y partidos políticos.

Para saber cuál es el sistema político de un país se debe considerar si éste tiene un orden constitucional que garantice derechos y libertades a las personas o si se trata de un régimen autoritario; si siendo un Estado constitucional de derecho su forma de gobierno es presidencial o parlamentaria; si sus procedimientos electorales responden al principio de elección por mayoría o al principio de elección proporcional; si existen pocos o muchos partidos y cuál es la fuerza o la representatividad de cada uno de ellos, entre otros rasgos característicos. Si se responden estas cuestiones, aunque sea en forma básica, se puede decir que se conocen los elementos que conforman un determinado sistema político y las relaciones que dichos elementos guardan entre sí.

A partir del sistema político, y conforme a la metodología sistémica, los sistemas electorales y de partidos pueden ser considerados como subsistemas del primero. Esto significa que si bien su estudio puede tener un mayor o menor grado de autonomía, ésta no es total en la medida en que sus relaciones con el conjunto del sistema político _con los principios constitucionales fundamentales o con la forma de gobierno, por ejemplo_ suponen la existencia de factores externos al subsistema que producen distintos efectos sobre ellos. No obstante esa consideración, es evidente que los sistemas electorales y de partidos constituyen en sí mismos un objeto de estudio.

La noción de sistema electoral tiene dos acepciones: en sentido amplio, como sinónimo de derecho electoral o régimen electoral, es decir, el conjunto de normas, instituciones y procedimientos que regulan la organización de las elecciones, la integración de los órganos de representación popular y, generalmente, a los partidos políticos; y en sentido estricto, como los principios y los métodos utilizados para convertir los votos en escaños, es decir, como el procedimiento técnico de la elección por medio del cual la voluntad de los ciudadanos manifestada en las urnas se traduce en representación política en un Parlamento.

Por su parte, la noción de sistema de partidos se refiere a la forma en la que las organizaciones partidistas interactúan entre sí o, en su caso, a la forma en la que un solo partido actúa dentro de un régimen representativo. En este sentido, se puede hablar de un sistema de partidos competitivo, de un sistema de partido hegemónico, o de un sistema bipartidista o multipartidista, por citar las características más relevantes.

Como se ha señalado, la colección Sistemas Políticos y Electorales Contemporáneos se ocupará de las democracias de nuestro tiempo y, por lo tanto, hará referencia a países organizados bajo un régimen constitucional democrático. ¿Qué significa esto?; ¿qué es el constitucionalismo?; ¿qué formas de gobierno han sido adoptadas dentro del constitucionalismo?; ¿cuáles son los distintos principios electorales para la integración de los órganos de representación popular en las democracias representativas?

Con el propósito de ofrecer los elementos necesarios para la mejor comprensión de cada uno de los sistemas políticos y electorales incluidos en este esfuerzo editorial, a continuación se tratará de dar respuesta en forma breve y sencilla a estos cuestionamientos a través de una serie de definiciones básicas.

El constitucionalismo es el producto político y jurídico del triunfo del pensamiento liberal frente al absolutismo y los autoritarismos. En ese sentido, el constitucionalismo tiene como razón de ser y como fin la limitación del poder público y la garantía de los derechos fundamentales de las personas, a través de la subordinación del poder a la ley. De allí que sus principios más importantes sean la división del poder político, para crear un sistema de controles y contrapesos entre los distintos órganos del Estado, y el control sobre la constitucionalidad de los actos de la autoridad, para garantizar los derechos fundamentales, establecidos en la Constitución, de las personas frente al poder público.

El constitucionalismo democrático es, en consecuencia, un régimen político y jurídico en el que, además de establecer límites al poder público y garantías para los derechos de las personas, los órganos de gobierno deben ser populares, es decir, deben expresar el principio de gobierno del pueblo conforme al significado etimológico de la democracia. Ahora bien, en la medida en que las sociedades modernas, por su dimensión y complejidad, no permiten el ideal clásico del gobierno directo del pueblo, la democracia moderna ha sido representativa, es decir, gobierno del pueblo a través de sus representantes, cuestión que veremos en seguida. Pero, en síntesis, el constitucionalismo democrático puede definirse hoy como un sistema político con división de poderes, garantías individuales y órganos de gobierno de representación popular.

Ahora bien, un régimen constitucional democrático puede adoptar distintas formas o sistemas de gobierno. Los dos más importantes son el presidencial y el parlamentario, y si bien dentro de ellos existen diversas modalidades e incluso un sistema híbrido o mixto que toma elementos de ambos _es el caso del semipresidencialismo francés_, lo cierto es que cada uno tiene elementos característicos, los cuales se pueden resumir en los siguientes términos:

En un sistema presidencial:

• El presidente es, a la vez, jefe de Estado y jefe de gobierno.

• La elección del presidente es directa o semidirecta (es el caso de Estados Unidos).

• El jefe de gobierno y su gabinete no son designados o removidos por el órgano parlamentario sino por el propio presidente.

• Los poderes Ejecutivo y Legislativo están claramente separados.

En un sistema parlamentario:

• El jefe de Estado y el jefe de gobierno son personas distintas (en las monarquías parlamentarias, como Gran Bretaña, el rey es el jefe de Estado).

• Los miembros del Parlamento son elegidos por el voto popular.

• El jefe de gobierno y el gabinete son designados y pueden ser removidos por el Parlamento.

• Los poderes Ejecutivo y Legislativo no están separados; por el contrario, se comparten.

En los dos sistemas hay un proceso de elección popular para la integración de los poderes públicos. Dicha elección se realiza y se convierte en representación política mediante un sistema electoral; cabe recordar, en este punto, que la noción de sistema electoral, en sentido estricto, se refiere a los principios y a los métodos utilizados para convertir los votos en escaños, es decir, para traducir la voluntad ciudadana en representación política. Existen dos grandes sistemas electorales, el de mayoría y el proporcional, cada uno de ellos con diversas modalidades y fórmulas de asignación de escaños, así como un sistema mixto que combina los principios de ambos. En términos generales, dichos sistemas se pueden describir de la siguiente manera:

En los sistemas de mayoría:

• Se busca formar una mayoría en los órganos de representación popular que garantice estabilidad y gobernabilidad, aun a riesgo de fomentar sobre o subrepresentación en el Parlamento; por ejemplo, que un partido político obtenga un porcentaje de escaños o curules sensiblemente mayor o menor al porcentaje de la votación que haya obtenido. En este caso se privilegia la gobernabilidad sobre la representatividad.

• El ganador de la elección en el ámbito territorial-poblacional donde se realice la elección se queda con toda la representación, es decir, gana todo; por ejemplo, en un distrito electoral se elige a un solo diputado.

• Los partidos presentan candidatos individuales y el elector sólo tiene una opción.

En los sistemas proporcionales:

• Se busca que los órganos de representación popular sean lo más representativos posible de la voluntad ciudadana, es decir, de los porcentajes de votación obtenidos por cada partido, aun a riesgo de generar una fragmentación en la composición del Parlamento que dificulte la estabilidad y la gobernabilidad; por ejemplo, que un Parlamento, al reflejar con exactitud los porcentajes de la votación obtenidos por los distintos partidos políticos, se fragmente de tal modo que la formación de una mayoría que legisle o integre el gobierno (en el caso de un sistema parlamentario), resulte imposible; en este caso se privilegia la representatividad sobre la gobernabilidad.

• Se elige a dos o más representantes en el ámbito territorial-poblacional en el que se realice la elección y, por lo tanto, el triunfo es compartido según los porcentajes de la votación; por ejemplo, de una circunscripción electoral pueden surgir diez diputados.

• Las candidaturas de los partidos no son individuales sino que se presentan en listas.

Antes de concluir es importante señalar que el carácter general de los contenidos de esta introducción sirve, como se apuntó, para ofrecer los elementos básicos que permitan una mejor comprensión de los sistemas políticos y electorales específicos que constituyen el objeto de la colección. En cada caso se tratarán en detalle las características y las modalidades de los distintos países considerados.


I. Sistema político

I. Régimen constitucional

1.1. Antecedentes históricos

Rusia ha sido protagonista de uno de los fenómenos políticos más trascendentales del fin de siglo, al pasar de ser un Estado totalitario y estrictamente ideologizado _en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (urss), bajo el control de un partido único_, a conformar un sistema competitivo con numerosos grupos y formaciones políticas que se disputan el poder en las urnas. Desde luego, este tránsito a la democracia aún requiere de tiempo para consolidarse. La recurrente crisis financiera, la violencia política y la inestabilidad gubernamental todavía amenazan con desembocar en el eventual retorno del régimen autoritario. Sin embargo, pese a los grandes desafíos económicos y políticos que aún quedan por vencer, en la actualidad funciona una Constitución que prevé un régimen democrático y las autoridades son electas en comicios razonablemente imparciales y justos.

La Unión Soviética, fundada por Vladimir Ilich Lenin tras la Revolución de 1917, mantuvo un régimen guiado por la doctrina marxista-leninista, que prescribía el establecimiento de una dictadura del proletariado como vía para arribar al comunismo. Sin embargo, este "paraíso de los trabajadores" muy pronto se convirtió en un mecanismo asfixiante y represivo que demostró su inviabilidad económica y su fracaso como sistema político, el cual sólo tuvo éxito en la tarea de convertir a la Unión Soviética en una potencia militar de primer orden.

Tras la muerte de Lenin en 1924, José Stalin arribó al poder tras una cruenta lucha con Trotsky. Con Stalin, los rasgos más autoritarios del sistema se agudizaron (purgas políticas, colectivización forzada en el campo, industrialización a ultranza, acoso a las minorías, etc.), pero el país salió avante del reto que supuso para su existencia la invasión nazi. Stalin murió en 1953 y, tras un breve interregnum, fue sustituido por Nikita Kruschov, quien intentó, vagamente, una liberalización política. Destituido de manera súbita en 1964, fue relevado por Leonid Brezhnev, con cuyo gobierno la Unión Soviética comenzó un largo periodo de anquilosamiento económico y social.

Al morir Brezhnev, en noviembre de 1982, la Unión Soviética sufría un estancamiento generalizado. A la principal superpotencia que competía con Estados Unidos en los planos militar e ideológico urgía revitalizar sus sectores clave en la industria y la agricultura. El sucesor de Brezhnev en la jefatura de Estado y en la secretaría general del Partido Comunista de la Unión Soviética fue Yuri Andropov, quien para muchos tenía un claro perfil reformista que consistía en tratar de vigorizar la economía, pero sin hacer grandes cambios en la política ni poner en duda el monopolio del poder que ejercía el pcus. Sin embargo, el nuevo líder falleció víctima de un cáncer en febrero de 1984. Konstantin Chernenko asumió el mando de la urss, pero efímeramente, ya que murió a los 13 meses de ser electo para el cargo por el Politburó, la máxima instancia decisoria al interior del pcus.

En marzo de 1985 ascendió al poder Mijail Gorbachov, quien a la sazón era el miembro más joven del Politburó y que destacaba por ser partidario de iniciar un proceso de reformas. Durante los siguientes dos años, el nuevo secretario general del pcus fue capaz de retirar a la mayor parte de los integrantes del Politburó y reemplazarlos con políticos de corte reformista afines a él. Tras consolidar su poder, Gorbachov inició una campaña con el objetivo de transformar la sociedad soviética. Sus planes incluían una glasnost (en ruso, "apertura") que proveería al país de mayores grados de libertades públicas y de posibilidades de crítica a los ciudadanos soviéticos y a los medios de información, y una perestroika (en ruso, "reestructuración") que buscaba la modernización de la economía nacional.

En el Congreso del pcus celebrado a finales de junio de 1988, Gorbachov propuso una serie de reformas constitucionales diseñadas para trasladar el poder de Estado soviético, que desde la Revolución Bolchevique había estado exclusivamente en manos del Partido Comunista, a un Parlamento electo mediante sufragio universal y directo, y para crear el puesto de "presidente de la Unión Soviética", que contaría con considerables atribuciones. Asimismo, propuso modificaciones legales en materia económica, reduciendo el papel de la burocracia en la gestión de la economía.

En marzo de 1989 los ciudadanos de las 15 repúblicas soviéticas votaron en las primeras elecciones libres celebradas desde 1917 y eligieron un nuevo Congreso de Diputados del Pueblo de la Unión Soviética, el cual designó por mayoría de los votos de sus integrantes a Gorbachov como presidente para un mandato por cinco años.

Las políticas reformistas tuvieron trascendentales repercusiones internacionales. En abril de 1988 la urss arribó a un acuerdo con Estados Unidos para retirar sus tropas de Afganistán. En octubre del año siguiente, los dirigentes soviéticos reconocieron que la intervención en ese país había "violado normas de comportamiento civilizado". Entre 1985 y 1991 Gorbachov celebró varias reuniones cumbre con los presidentes estadounidenses Ronald Reagan y George Bush. En el encuentro con Reagan en octubre de 1986, en Reykjavik, Islandia, los dos jefes de Estado intercambiaron audaces propuestas de reducción de armas, pero las negociaciones se rompieron a causa de la demanda soviética de la limitación de las investigaciones y pruebas de la Iniciativa de Defensa Estratégica, o Star Wars, como era conocido popularmente este proyecto. Los dos presidentes firmaron un acuerdo en diciembre de 1987 para la eliminación de los misiles de alcance medio y algunos de alcance corto. En mayo de 1990 Gorbachov y Bush firmaron un tratado para poner fin a la producción de armas químicas y reducir los arsenales de este tipo de armas. En julio de 1991 ambos mandatarios volvieron a firmar otro acuerdo para reducir sustancialmente las armas nucleares estratégicas. La Guerra Fría llegaba a su fin.

Las iniciativas de Gorbachov en otros aspectos de política internacional fueron igualmente sorprendentes. A fines de 1988 anunció en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (onu) la reducción unilateral de armas convencionales, en especial de las estacionadas en Europa del Este y en la frontera de la urss con China. Durante su visita a Pekín en mayo de 1989, China y la urss acordaron reanudar relaciones normales tras 30 años de pugna. En un encuentro con el papa Juan Pablo II, celebrado en el Vaticano, Gorbachov prometió garantizar la irrestricta libertad de cultos en la urss. Las relaciones con Israel también mejoraron notablemente, al flexibilizar las restricciones de migración a los judíos rusos. Contra todo lo esperado, la urss promovió un deslumbrante y vertiginoso proceso de liberalización en Europa del Este, que concluyó con la reunificación alemana y la democratización de los países que habían formado el bloque soviético. Asimismo, la urss apoyó a la coalición multinacional que puso fin a la ocupación militar iraquí de Kuwait en 1990.

Lamentablemente, en el plano interno las dificultades que debía enfrentar la Perestroika eran mayúsculas y crecientes. Lejos de modernizarse y progresar, la economía se deterioró aceleradamente. La situación empezó a ser tan difícil que cundió el descontento contra Gorbachov. En las repúblicas reaparecieron con fuerza las aspiraciones independentistas. En la Federación Rusa se celebraron elecciones para un nuevo Congreso de los Diputados locales, en marzo de 1990, y al año siguiente un referéndum para aprobar la celebración de elecciones presidenciales directas para elegir al presidente de la Federación Rusa, mismas que se llevaron a cabo en junio y en las que resultó triunfador Boris Yeltsin, un conspicuo rival político de Gorbachov.

En marzo de 1991 se celebró en toda la Unión Soviética un referéndum para aprobar la reorganización de la urss de acuerdo con los planes de Gorbachov, los cuales fueron ratificados en la mayoría de las repúblicas. Sin embargo, en agosto, los sectores más conservadores del Partido Comunista y de la burocracia política intentaron dar un golpe de Estado. Gorbachov permaneció unas horas bajo arresto domiciliario mientras los golpistas intentaban, vanamente, reinstaurar un control comunista centralizado. Los sectores reformistas, encabezados por Yeltsin, no tardaron en organizarse: detuvieron el golpe y aceleraron el desmantelamiento definitivo del poder del pcus sobre el Estado.

Con la urss al borde del colapso, el Congreso de Diputados del Pueblo acordó el cinco de septiembre establecer un gobierno provisional en el que un Consejo de Estado, encabezado por Gorbachov y compuesto por los presidentes de las repúblicas participantes, ejercería poderes de emergencia. Al día siguiente, el Consejo reconoció la independencia de Lituania, Estonia y Letonia. El incontenible prestigio e influencia de Yeltsin aniquiló políticamente a Gorbachov. El 21 de diciembre de 1991 la urss dejó formalmente de existir. Once de las doce repúblicas que quedaban: Armenia, Azerbaiyán, Bielorrusia, Kazajstán, Kirguizistán, Moldavia, Rusia, Tayikistán, Turkmenistán, Ucrania y Uzbekistán acordaron crear la llamada Comunidad de Estados Independientes. Gorbachov dimitió a la presidencia el 25 de diciembre y al día siguiente el Parlamento soviético proclamó la disolución de la urss.


1.2. Constitución de 1993

A pesar de que Rusia fue la república más grande y rica de las 15 que integraron a la urss, y de que fueron rusos la inmensa mayoría de los integrantes de la élite gobernante soviética (nomenklatura), esta república padeció un rezago institucional respecto al resto de las entidades. Fue el de Rusia el último régimen político que se estableció entre las repúblicas de la antigua urss. El territorio de Rusia se fijó, en un principio, durante el periodo soviético, sin contar con las instituciones administrativas y culturales que existían en las demás repúblicas. Sólo en los últimos años de supervivencia de la urss se instauraron algunas instituciones. El primer Congreso de los Diputados fue electo en 1990. Poco antes se había fundado el Partido Comunista de la Federación Rusa. El poder real fue siempre ejercido férreamente por las autoridades centrales del pcus, hasta la disolución de la urss. Además, las relaciones de poder entre las instituciones gubernamentales no estuvieron claramente definidas durante el periodo soviético. Por ejemplo, no estaban claramente delimitadas en la Constitución soviética de 1978 cuáles eran, específicamente, las atribuciones de la Federación y cuáles las del gobierno local.

Al recuperar su independencia, era obvio que todos estos vacíos institucionales afectarían al desarrollo político de la Federación Rusa. Los enfrentamientos entre el Congreso de los Diputados, donde una mayoría de legisladores eran de tendencia conservadora, y el presidente Yeltsin no se hicieron esperar, y se agravaron por las indefiniciones que contenía la Constitución heredada de la urss. En septiembre de 1993, el Parlamento fue violentamente disuelto, con lo que concluyó la pugna entre poderes. De inmediato se procedió a la redacción de una nueva Constitución, que fue ratificada vía referéndum por los ciudadanos, y a la elección de un nuevo Parlamento.

La Constitución de 1993 estableció un régimen semipresidencial con un presidente de la República electo por los ciudadanos en comicios directos y un primer ministro y un gobierno responsables ante el Parlamento. El Parlamento es bicameral y el presidente tiene el poder de disolver la Duma (o Cámara baja), pero sólo en determinadas circunstancias. Con la aprobación de esta nueva Constitución, el primer ministro pasó a ser segundo en funciones, para asumir las obligaciones de la Presidencia en caso de que se produjera la muerte o discapacitación del titular para el ejercicio de su cargo.

La Constitución establece, en su primer capítulo, que la Federación Rusa es un Estado democrático y federal sustentado en el imperio de la ley y con una forma republicana de gobierno. Asimismo, garantiza la vigencia del pluralismo ideológico y del sistema multipartidista, así como los derechos individuales básicos de los ciudadanos y el derecho a la propiedad privada.

Para que una reforma a la Constitución sea aprobada, es necesaria una mayoría calificada de las tres cuartas partes del número total de miembros del Consejo Federal y de dos tercios del total de diputados de la Duma.


2. Poder Ejecutivo

El ruso es un régimen semipresidencial, en el sentido en el que algunos especialistas han definido al sistema donde existe un presidente de la República electo directamente por el pueblo y que, por lo tanto, goza de legitimidad democrática y cuenta con posibilidades reales de ejercer poderes de gobierno, pero también hay un primer ministro y un gabinete responsables ante el Parlamento. Se debe destacar que en el caso de Rusia existe un gran número de disposiciones constitucionales que hacen del presidente ruso un mandatario con mayor influencia que el presidente de Francia, el otro gran ejemplo de régimen semipresidencial en el mundo. De hecho, en la actualidad se analiza la posibilidad de reducir las atribuciones constitucionales de la Presidencia rusa, en virtud del mal estado de salud que presenta Yeltsin y de la grave crisis económica por la que atraviesa el país.

De acuerdo con la Constitución, el presidente es jefe de Estado, guardián de la Constitución y de los derechos civiles y humanos, y define las líneas básicas de las políticas internacional y doméstica, representa a Rusia ante el mundo y es cabeza indiscutible de las relaciones exteriores. Está obligado a tomar medidas de acuerdo con la ley para proteger la soberanía, integridad e independencia del Estado y asegurar el funcionamiento concertado de los distintos órganos de gobierno. Es el comandante supremo de las fuerzas armadas y presidente del Consejo de Seguridad, organismo encargado de la toma de decisiones relativas a temas de defensa y seguridad nacional. Junto con el ministro de Defensa, el presidente tiene el control de los códigos para el lanzamiento de armamento nuclear.

Asimismo, designa al primer ministro, con el consentimiento de la Duma, y puede destituirlo cuando lo considere necesario sin mayor trámite. Somete a la aprobación de la Duma el nombramiento del gobernador del Banco Central y la propuesta de su eventual sustitución. Nombra con plena libertad a los viceprimeros ministros y a los ministros federales. Designa al procurador general de Justicia, con el consentimiento del Consejo de la Federación. Tiene la capacidad de convocar a referéndum, presentar iniciativas de ley al Parlamento, imponer el estado de emergencia y firmar decretos y órdenes ejecutivas, siempre y cuando éstas no contravengan la Constitución.

El gobierno es exclusivamente responsable ante la Duma, que lo puede obligar a dimitir mediante la aprobación de un "voto de no confianza", que es el mecanismo mediante el cual un Parlamento puede destituir al gobierno en un régimen parlamentario. En Rusia, si una mayoría simple de miembros de la Duma aprueba una censura contra el primer ministro, éste se ve obligado a dimitir, procediéndose entonces al nombramiento de un nuevo jefe de gobierno y gabinete. Asimismo, la Duma debe confirmar el nombramiento presidencial del gobernador del Banco Central.

Sin embargo, el presidente puede disolver la Duma y convocar a nuevas elecciones si el nombramiento presidencial de un primer ministro es rechazado en tres ocasiones consecutivas por los diputados, o si la Duma presenta dos votos de no confianza para obligar a dimitir al gobierno en un lapso menor a tres meses. En caso de que el presidente esté incapacitado temporalmente para ejercer su cargo, el primer ministro asumirá como jefe de Estado "en funciones", aunque no podrá convocar a referéndum, disolver la Duma o proponer reformas a la Constitución.

El presidente de Rusia es electo para un mandato de cuatro años en votación universal y directa a dos vueltas, teniendo derecho a una sola reelección consecutiva. Para ser presidente de la Federación Rusa se requiere ser ciudadano ruso que haya cumplido los 35 años y contar con, por lo menos, diez de residencia en el país, previos a la fecha de la elección.

La administración del país es responsabilidad de un primer ministro (o presidente del gobierno), de los viceprimeros ministros (o vicepresidentes de gobierno) y de los ministros federales. La propuesta que el presidente hace a la Duma para nombrar a un primer ministro debe efectuarse dentro de las dos primeras semanas tras su toma de posesión, o durante este mismo lapso luego de la renuncia de un premier, o menos de una semana después de que la Duma haya rechazado a algún candidato propuesto por el jefe de Estado.

El primer ministro sugiere formalmente al presidente los nombramientos de los viceprimeros ministros y de los ministros federales, pero al contrario de lo que sucede en otros sistemas parlamentarios, donde esta sugerencia es más bien un mandato, en Rusia el presidente tiene efectivamente la última palabra en lo que se refiere a la designación y destitución de los miembros del gobierno.

La joven e inestable democracia rusa cruza por un periodo de crisis que muchos imputan al sistema constitucional que, según los críticos, concede demasiados poderes al presidente. Se ha propuesto que Rusia procure parecerse más al semipresidencialismo francés, en donde la iniciativa política pasa indiscutiblemente al primer ministro en caso de que el presidente y su partido sean derrotados en las elecciones intermedias, o bien que se acerque a sistemas como el polaco o el portugués, en los que el presidente, pese a ser electo en forma directa, ejerce en la práctica pocos poderes. Sin embargo, la fragilidad estructural de la democracia rusa no se encuentra tanto en el diseño constitucional, sino en la debilidad de su sistema de partidos. Un régimen democrático carente de partidos fuertes y verdaderamente representativos difícilmente se consolidará, por muy "perfectos" que, aparentemente, sean sus diseños constitucionales.


3. Parlamento

La Asamblea Federal (Federalnoe Sobranie) es bicameral. La Duma estatal (Gosudarstvennaya Duma) tiene 450 miembros electos para un periodo de cuatro años aunque, por excepción, los diputados electos en 1993 lo fueron por únicamente dos años. 225 diputados son electos en distritos uninominales de mayoría relativa y 225 mediante un mecanismo proporcional. El Consejo Federal (Soviet Federatsii) tiene 178 miembros, dos delegados por cada una de las 89 distintas entidades federativas que conforman al país, uno de los cuales es nombrado por la rama ejecutiva del gobierno local y el otro por la rama legislativa. La conformación del Consejo de los estados se lleva a cabo al mismo tiempo que se celebra una elección para erigir a la Duma.

Como sucede con las cámaras altas de casi todos los Estados federales en el mundo, el Consejo Federal atiende primordialmente todos los temas que atañen a las entidades federativas, como son los cambios de fronteras y de estatus entre éstas. Asimismo, tiene las siguientes facultades exclusivas: aprobar los decretos presidenciales de imposición de estado de emergencia, decidir sobre el uso de fuerzas armadas en el exterior, convocar a la celebración de elecciones presidenciales cada cuatro años, tomar una decisión final en caso de un juicio político (impeachment) contra el presidente, y dar su aprobación a los nombramientos que hace el presidente de los jueces del Tribunal Constitucional, Tribunal Supremo, Tribunal Superior de Arbitraje y procurador general de la República. El Consejo Federal no está sujeto a disolución adelantada. El gobierno no es responsable ante este cuerpo legislativo.

Todas las iniciativas de ley deben ser presentadas a la Duma, como cámara originaria y, de ser aprobadas, pasar al Consejo Federal, como cámara revisora. En caso de que alguna iniciativa aprobada por la Duma sea rechazada en el Consejo Federal, la Cámara baja procederá a realizar una segunda votación, y si la legislación en cuestión es nuevamente aprobada con una mayoría calificada de al menos dos terceras partes del total de diputados, dicha iniciativa se convierte en ley. Asimismo, el presidente tiene derecho a vetar la legislación que emana de la Asamblea Federal. Dicho veto puede ser derrotado sólo si en una segunda votación recibe el voto favorable de dos tercios del total de los diputados de la Duma y de dos tercios del total de los representantes del Consejo Federal.

La Duma debe celebrar su primera sesión, como límite máximo, al mes de haberse realizado su elección. Para poder ser miembro de la Duma se necesita ser ciudadano ruso en pleno goce de sus derechos políticos y tener 21 años el día de la elección.

Tienen capacidad para presentar iniciativas de ley, además del presidente, los miembros del Consejo Federal, los diputados de la Duma, el gobierno federal y los cuerpos legislativos de las entidades federativas. La Corte Constitucional, la Suprema Corte y el Tribunal Supremo de Arbitraje también tienen capacidad de iniciativa, pero únicamente en las áreas de su competencia.

El presidente tiene severas restricciones en su capacidad para disolver a la Duma. La disolución únicamente procede si los diputados se rehusan a aprobar, en tres ocasiones consecutivas, a los candidatos presentados por el presidente para ocupar el cargo de primer ministro, y si la Cámara baja vota dos mociones de censura en menos de tres meses; esta última condición no procede durante el primer año de sesiones de una legislatura. Igualmente, la Duma no podrá ser disuelta bajo ninguna circunstancia si está en curso un juicio político contra el presidente o si tiene vigencia un estado de emergencia, ni durante los últimos seis meses del mandato presidencial.


4. Poder Judicial

La justicia es administrada exclusivamente a través de los procedimientos constitucionales, civiles, administrativos y criminales previstos por la ley. Para ser juez en Rusia, la Constitución demanda una edad mínima de 25 años, poseer un título de abogado y tener por lo menos cinco años de ejercicio profesional. Los jueces son independientes, irremovibles e inviolables.

La máxima instancia responsable de revisar la constitucionalidad de las leyes y actos gubernamentales es la Corte Constitucional, integrada por 19 jueces nombrados por el presidente y ratificados por el Consejo Federal. La Corte Constitucional fue creada en octubre de 1991 por el Congreso de los Diputados, en ese entonces la principal instancia legislativa. Sin embargo, Yeltsin suspendió sus actividades tras los sangrientos acontecimientos de 1993. En abril de 1994, la Duma, electa el año previo, reestructuró a la Corte y le dio nueva vida. Los jueces de la Corte Constitucional son elegidos para periodos de doce años y tienen la obligación legal de actuar de forma no partidista.

La máxima instancia judicial en materia civil, penal y administrativa es la Suprema Corte de Justicia, y en los rubros económico y mercantil lo es la Corte Suprema de Arbitraje. Como en el caso de la Corte Constitucional, los jueces de estas dos instancias son nombrados por el presidente y ratificados por el Consejo Federal.


5. Federalismo en Rusia

La Federación Rusa está integrada por 89 distintas entidades: 21 repúblicas, una región autónoma, 49 regiones (oblast), seis territorios (krays), dos ciudades autónomas y 10 distritos (okrugs). De acuerdo con la ley, los gobiernos autónomos deben erigirse conforme a los principios básicos contenidos en la Constitución y a los fundamentos generales sobre la organización de los poderes Legislativo y Ejecutivo que tienen vigencia a nivel federal. Es así que cada división tiene su propia Ley Fundamental, gobierno y Parlamento.

De las 89 entidades que conforman la Federación Rusa, las repúblicas, la región autónoma (con mayoría de habitantes judíos) y los distritos atienden a criterios étnicos, mientras que las 49 regiones, los seis territorios y las dos ciudades autónomas (Moscú y San Petersburgo) obedecen a criterios administrativos. Las entidades federativas varían sensiblemente tanto en magnitud territorial como demográfica. Oscilan desde la República de Yakutia, con una superficie total de más de 3.1 millones de km2, hasta la República de Adiguesia, con apenas 7,655 km2, y de la región de Moscú, con casi 6.6 millones de habitantes, al distrito de Evenk, con sólo 20,000 habitantes. Las repúblicas, regiones y circunscripciones nacionales autónomas están étnicamente constituidas sobre la base de las unidades políticas creadas al comienzo de la urss, con la sola excepción de las repúblicas de Chechenia e Ingushetia, que constituyeron una sola entidad durante el periodo soviético y ahora subsisten separadas. No obstante, la Federación ha cambiado en forma considerable. Durante la mayor parte de la Segunda Guerra Mundial, la República Soviética Socialista de la Federación Rusa estaba compuesta por 16 repúblicas autónomas, cinco oblast autónomos y 10 okrugs también autónomos. A mediados de 1991, cuatro de los cinco oblast autónomos pasaron a ser repúblicas y únicamente el oblast autónomo judío de Yevreyskaya, situado a orillas del río Amur, en la región más oriental del país, mantuvo su mismo estatus, mientras que la región administrativa de Yakutia cobró el rango de república en 1994.

Aunque estas entidades federativas están constituidas por grupos étnicos no rusos, estos últimos constituyen una considerable proporción de la población de cada una de las repúblicas. Son la mayoría en nueve de ellas, mientras que los no rusos forman una clara mayoría en sólo cinco.

Tras la disolución de la urss, las repúblicas consiguieron una mayor autonomía dentro de Rusia. En marzo de 1992 se firmó un acuerdo de cooperación entre el gobierno federal y las repúblicas, en el que se señalaban los derechos y responsabilidades de ambos niveles de gobierno. Sólo dos repúblicas no firmaron el acuerdo: la de Tatarstán y la de Chechenia, que reivindicaron una total independencia de Rusia. Sin embargo, la aprobación de la Constitución de 1993 invalidó dicho acuerdo y reconoció a las repúblicas derechos como la posibilidad de adoptar su propia Constitución, himno y bandera.

Para aceptar a algún nuevo integrante de la Federación Rusa, acordar un cambio de estatus y admitir una secesión, es necesaria la promulgación de una reforma a la Constitución y, por lo tanto, cumplir en el Parlamento con las condiciones para que una modificación de esta naturaleza surta efecto. Los cambios de fronteras entre las entidades federativas pueden ejecutarse únicamente con el consenso de las divisiones administrativas involucradas. Aunque la lengua oficial de la Federación es el ruso, la Constitución permite la utilización, defensa y propagación de las diferentes lenguas utilizadas en las distintas regiones.

La Federación Rusa sigue la norma de que todas aquellas atribuciones no explícitamente otorgadas a la Federación o que estén contempladas en el ámbito de las facultades concurrentes, recaen en la jurisdicción exclusiva de las entidades. Es importante señalar que durante la época soviética el federalismo era casi únicamente una ficción, en virtud de que, en la práctica, el poder del centro era incontrastable, situación que, en buena medida, se mantiene en la actualidad, aunque han proliferado tensiones de carácter étnico y varias repúblicas demandan mayores posibilidades reales de autogobierno, cuando no son abiertamente independentistas.

En efecto, uno de los retos de Rusia es mantener intacta la integridad de la Federación. Son varias las repúblicas donde corren barruntos de secesión, siendo el caso más grave el de Chechenia, donde Yeltsin decidió intervenir militarmente en diciembre de 1994, desencadenando una cruenta guerra. La enconada resistencia de los rebeldes chechenios puso en evidencia la ineficacia del aparato militar ruso, que no pudo hacerse del control de las principales ciudades de la pequeña república sino hasta mediados de 1995, ni limitar las actividades de los guerrilleros chechenios que actuaron incluso en territorio ruso. A mediados de 1996 se iniciaron conversaciones de paz que permitieron aliviar la situación y establecer un alto al fuego. Estas conversaciones concluyeron con la firma de un tratado de paz en mayo de 1997, en el que ambas partes se comprometieron a mantener relaciones conforme a las "normas del derecho internacional", lo que supone en la práctica el reconocimiento de Chechenia como nación soberana.


II. Sistema electoral

Las elecciones presidenciales en Rusia son universales y directas. Para la elección de 1991 la ley exigía que quienes aspiraran a registrarse como candidatos presidenciales fueran avalados con, por lo menos, las firmas de 100,000 ciudadanos, y que el máximo de firmas recabadas en una sola división administrativa del país no rebasara el 7% del total. Para 1996, el número de firmas exigido por la ley se elevó a un millón. El mecanismo establece que si ningún candidato obtuvo la mayoría absoluta en una primera ronda, se proceda a la celebración de la segunda vuelta con los dos primeros lugares. El mandato presidencial es por cuatro años, con la posibilidad de una única reelección consecutiva.

Las elecciones presidenciales se llevan a cabo en años distintos a las legislativas, tal como sucede en Francia y en el resto de los regímenes semipresidenciales. Es importante señalar que muchos analistas han argumentado que esta falta de concurrencia ha coadyuvado al escenario de ingobernabilidad que actualmente acosa a la nación más grande del mundo, ya que dificulta la formación de mayorías parlamentarias favorables al presidente y también colabora a mantener la aguda fragilidad que presenta el sistema político ruso, al evitar que los partidos se beneficien de la identificación entre candidatos presidenciales y partidos, como suele ocurrir, en buena medida, en las naciones que celebran sus elecciones presidenciales y parlamentarias de forma simultánea.

El sistema electoral para la integración de la Duma fue impuesto por decreto presidencial de Yeltsin poco después de la disolución del Congreso de los Diputados en septiembre de 1993, y fue incluido en el texto de la nueva Constitución. El sistema electoral ruso puede ser tipificado como un clásico ejemplo de un mecanismo mixto paralelo. Del total de 450 diputados, la mitad (225) son electos por mayoría relativa en distritos uninominales, y los otros 225 a través del mecanismo proporcional conocido como resto mayor, considerando a cada una de las 89 divisiones administrativas del país como una circunscripción plurinominal en las que cada partido presenta una lista de candidatos cerrada y bloqueada. Es decir, el elector no tiene ninguna posibilidad de alterar el orden en que están enlistados los candidatos y debe votar en bloque por todos los candidatos presentados en la lista. Para que un partido tenga acceso a la repartición proporcional debe obtener, como mínimo, el 5% de la votación nacional.

Al contrario de lo que sucede con el sistema mixto vigente en Alemania, donde la repartición proporcional se hace bajo la lógica de castigar a los partidos sobrerrepresentados en los distritos uninominales y compensar a los subrepresentados, en Rusia ambas reparticiones corren de forma paralela, es decir, son completamente independientes entre sí. En nada afecta a la repartición proporcional que un partido haya salido sobre o subrepresentado en los distritos uninominales, porque se efectúa a partir de cero.

La idea de imponer el requisito del 5% sí se copió de Alemania, con la intención de tratar de evitar la proliferación de partidos en el Parlamento y propiciar que los mismos tuvieran una auténtica presencia nacional. Sin embargo, una serie de anomalías ha caracterizado las elecciones en Rusia, lo cual es prueba de que calcar modelos institucionales de poco sirve si no se toman en consideración las características políticas y antecedentes históricos del régimen donde pretenden funcionar.

En 1995 únicamente cuatro partidos cruzaron el umbral del 5%, pero pudieron acceder al Parlamento alrededor de una veintena. Esto se dio porque muchos partidos con fuerza regional, incapaces de obtener el 5% a nivel nacional, tuvieron la posibilidad de imponerse en algunos de los distritos uninominales que corresponden a las divisiones administrativas donde tienen presencia. Ello trajo como consecuencia que formaciones que obtuvieron un porcentaje más o menos significativo en el país, pero menor al 5%, se tuvieran que conformar con un puñado de diputados, o incluso con ninguno, mientras que partidos con escasa votación (alrededor, digamos, del uno o dos por ciento) llegaran a ganar hasta casi una decena de diputados gracias a su relativamente buena aceptación regional.

Más grave aún resulta el inusual número de candidatos independientes que lograron triunfar en los comicios y hacerse de un escaño. En 1995 fueron electos 77 diputados independientes, 17.3% del total. Una excesiva cantidad de legisladores sin partido puebla la Duma lo que, obviamente, en muy poco contribuye a la gobernabilidad, dada su falta de coherencia y disciplina. Por cierto, en las elecciones de 1993 el número de independientes electos fue aún más escandaloso: 141, que representaban ni más ni menos que el 31.3% del total de diputados de la Duma, en lo que sin duda representó todo un récord para un Parlamento moderno.

Quienes diseñaron el sistema electoral olvidaron el contundente hecho de que los partidos rusos, con excepción del Comunista, carecen de una verdadera implantación a nivel nacional, y que proliferan caciques y personajes carismáticos y populares con presencia local capaces de imponerse con facilidad en las elecciones como independientes o como candidatos de partidos regionalistas.

Para que una elección presidencial o parlamentaria pueda ser declarada válida debe contar con la participación de, por lo menos, el 25% del padrón de electores.


III. Sistema de partidos

La rígida hegemonía que durante décadas impuso el Partido Comunista de la Unión Soviética fue reemplazada por la competencia que protagonizan decenas de partidos, movimientos y grupos que forman un amplio espectro político que se extiende desde los monárquicos, añorantes de la Rusia de los Romanov, hasta los comunistas. En el escenario figuran desde las organizaciones que cuentan con unos pocos miembros hasta las que tienen más de medio millón de afiliados. Sin embargo, al sistema de partidos lo caracteriza su fragilidad institucional. Con la notable excepción del Partido Comunista de la Federación Rusa, que heredó la organizada estructura del pcus, única con verdadera presencia a nivel nacional, los partidos rusos son, en el mejor de los casos, organizaciones de cuadros mal estructurados, cuando no instrumentos personalistas de ciertos líderes o formaciones de carácter meramente regional. La vida de algunos de los grupos políticos pequeños, como es el caso de las facciones de cooperación parlamentaria, suele ser muy corta. Las alianzas entre los grupos más grandes son igualmente inestables. Colabora de forma dinámica a esta fragilidad la existencia de un número extraordinario de diputados independientes.

Casi inmediatamente después de la disolución de la urss en 1991 surgió la lucha por el poder entre las fuerzas conservadoras y reformistas. El presidente Boris Yeltsin, electo en junio de 1991 por sufragio popular, recibió poderes absolutos que le concedió el Congreso de los Diputados, instancia legislativa prevista por la Constitución soviética de 1978, pero que no había sido implantada. El presidente utilizó sus poderes para iniciar un programa de reformas económicas y para tratar de someter a las asambleas legislativas locales, dominadas por los comunistas. Los conservadores, dirigidos por el presidente del Parlamento, Ruslan Jasbulatov, intentaron minar los poderes de Yeltsin y evitar a como diera lugar las reformas económicas. En diciembre de 1992, el primer ministro en funciones, Yegor Gaidar, que había sido el arquitecto de las reformas, fue sustituido por Víctor Chernomirdin. El Congreso de los Diputados también rescindió algunos de los poderes otorgados a Yeltsin, entre los que se encontraba el control sobre los administradores locales. Asimismo, el Tribunal Constitucional desautorizó la prohibición del pcus decretada por Yeltsin en 1991 tras la intentona golpista de los conservadores.

Pese a las crecientes tensiones, el presidente acordó con el Congreso de los Diputados la celebración de elecciones que permitieran elegir a un Parlamento encargado de elaborar una nueva Constitución. Poco más tarde, en marzo de 1993, Yeltsin formó un gobierno de emergencia y convocó a la celebración de un referéndum para preguntar a la población si aprobaba la gestión presidencial. Esta intención fue rechazada por el presidente del Tribunal Constitucional, Valeri Zorkin, por Jasbulatov y por el vicepresidente Aleksander Rutskoi. En la consulta, Yeltsin consiguió una abrumadora victoria, pero dicho triunfo no resolvió el problema de la lucha por el poder. En septiembre de 1993, Yeltsin expulsó a Rutskoi de la Vicepresidencia por escándalos de corrupción, a pesar de las protestas del Parlamento. En ese mismo mes, el presidente decretó la disolución del Parlamento debido a la resistencia de los diputados conservadores a trabajar en la formación de una Asamblea Constituyente. El Parlamento respondió denunciando las acciones de Yeltsin como anticonstitucionales y declaró presidente a Rutskoi. Cerca de 100 diputados y otros tantos seguidores armados dirigidos por Jasbulatov y Rutskoi ocuparon el edificio del Parlamento. El estancamiento de las negociaciones entre el gobierno y los rebeldes duró varios días, aunque quedó roto cuando éstos últimos consiguieron asaltar el ayuntamiento de Moscú y el edificio central de la estación de televisión. El gobierno respondió entonces con el bombardeo del edificio del Parlamento, arrestando a sus ocupantes. Cerca de 140 personas murieron en aquella rebelión.

Las elecciones para la Duma se celebraron en diciembre de 1993, el mismo día en que fue ratificada la nueva Constitución vía referéndum. El resultado no fue del todo halagüeño para el gobierno, ya que ganaron espacios fuerzas que se han caracterizado por su intransigente oposición a las reformas de tipo liberal que ha efectuado el presidente Yeltsin, sobre todo el Partido Comunista, liderado por Gyennadi Ziuganov, y los ultranacionalistas, que en los últimos años han demandado el restablecimiento de Rusia, a como de lugar, como una potencia mundial "de primer orden". También resultó electo un inusitado número de diputados independientes, lo que amenazaba con hacer ingobernable a la Duma.

A la elección de 1993 siguieron dos años difíciles, por las dificultades económicas y la guerra en Chechenia, que dominaban la preocupación pública. En diciembre de 1995 se celebraron nuevamente elecciones para renovar la Cámara baja del Parlamento. Una disposición constitucional transitoria estipulaba que la primera Duma durara tan sólo dos años, y a partir de la segunda las legislaturas tendrían un mandato de cuatro años. El Partido Comunista salió fortalecido de estos comicios, al lograr conformar la fracción parlamentaria más numerosa, mientras que las organizaciones ultranacionalistas mantuvieron una presencia importante. Por su parte, los partidos reformistas y liberales vieron reducido su número de diputados.

En las elecciones de 1995 sólo cuatro partidos lograron rebasar el requisito del 5% de la votación: el Comunista (22.3%), el Liberal Democrático (11.1%), Nuestra Casa es Rusia (9.9%) y Yabloko (6.9%). No obstante, en los distritos uninominales lograron triunfar los candidatos de más de una decena de partidos adicionales, aparte de 77 candidatos independientes, haciendo de la Duma un cuerpo más heterodoxo. En estas condiciones, es muy difícil que un Parlamento pueda trabajar con efectividad.

Yeltsin se presentó a las elecciones presidenciales de junio de 1996 teniendo como principales oponentes al candidato comunista Gyennadi Ziuganov y a Alexander Lebed, resultando triunfador tras superar en la segunda vuelta a Ziuganov. En enero de 1997 tuvo que presentarse ante la Duma para evitar su destitución, propuesta por la oposición, alegando para ello motivos de salud. Dos meses más tarde realizó una profunda reorganización del Consejo de Ministros, introduciendo como viceprimeros ministros a Anatoli Chubáis, encargado de impulsar una nueva reforma económica, y a Boris Nemtsov, aunque mantuvo a Chernomirdin como primer ministro.

En abril de 1998, con su salud notablemente resquebrajada, Yeltsin volvió a sorprender al mundo cuando despidió a Chernomirdin y nombró como relevo al joven tecnócrata Sergei Kiriyenko, hombre leal al presidente pero con escasa experiencia política. La debacle financiera que afectó a Rusia en agosto de 1998, con repercusiones internacionales ("el efecto vodka"), obligó a Yeltsin a destituir a Kiriyenko y a nombrar como nuevo premier al hasta ese momento ministro de Relaciones Exteriores, Yevgeni Primakov, no sin antes efectuar difíciles negociaciones con el Parlamento.

Rusia atraviesa actualmente por angustiosas encrucijadas: ¿verdaderamente el país más extenso del mundo avanza hacia la instauración de una democracia estable? ¿Podrán los rusos superar la crisis que afecta a su economía y tener éxito en la construcción de un sistema eficaz de libre mercado? ¿Qué augura para Rusia y para el mundo el resurgimiento del ultranacionalismo eslavófilo? Las respuestas a estas preguntas incumben a absolutamente todos los habitantes del planeta, considerando que se trata de la segunda potencia nuclear del mundo.


1. Principales partidos políticos

Básicamente, el complicado escenario partidista ruso puede dividirse en dos campos: los partidos "reformistas", más o menos adeptos a los programas económicos aplicados por el régimen del presidente Yeltsin, o incluso más liberales en sus posturas económicas; y los comunistas, conservadores y ultranacionalistas, opuestos en la forma y el fondo a dichas políticas. Evidentemente, existen importantes matices que diferencian entre sí tanto a los partidos reformistas como a los conservadores, el principal de los cuales reside en las rivalidades personales que han surgido durante los últimos años entre los líderes de los distintos grupos involucrados.

Dentro de los reformistas destaca el partido Nuestra Casa es Rusia, fundado en la primavera de 1995 y presidido por el ex primer ministro Víctor Chernomirdin, quien se ha convertido en uno de los favoritos de todos los sectores beneficiados por las reformas y quien indudablemente contará con los suficientes recursos para efectuar una campaña nacional intensa si es que decide presentarse como candidato en las elecciones presidenciales del año 2000. Chernomirdin conserva buenas relaciones con Occidente, debido a que cuando fue jefe de gobierno intentó moderar, en la medida de lo posible, las posiciones de Yeltsin tanto en lo concerniente a la política interior como en su trato con el exterior.

Otra importante organización pro reforma es el bloque Yabloko, creado en 1993 y dirigido por el economista radical Grigory Yavlinsky. Se trata de un grupo distanciado del presidente Yeltsin, al que acusan de haber "frenado" la reforma. Yabloko favorece la instauración de una economía social de mercado que se preocupe más por los sectores más desfavorecidos de la sociedad.

La alianza conocida como Opción Democrática Rusa/Demócratas Unidos reúne a varios connotados grupos: Opción Rusa, del ex premier Yegor Gaidar, el primer promotor del neoliberalismo "a la rusa", y organización que sugiere emprender una mayor descentralización en el país; Partido Socialdemócrata, dirigido por Alexander Yakolev, considerado el "padre intelectual" de la perestroika; Partido Campesino de Rusia, encabezado por Yuri Chernichenkol, que demanda la inmediata individualización de la tenencia de la tierra; Partido Liberal de Rusia, popular entre sectores de profesionistas y empresarios, y el Movimiento Democrático Ruso, cuya principal líder, Galina Staravoitova, fue asesinada en San Petersburgo a fines de 1998.

Otras organizaciones democráticas y reformistas son: Mujeres por Rusia, partido exclusivamente formado por mujeres. De orientación centrista, por lo general ha apoyado las políticas del gobierno, aunque su posición suele ser bastante ambigua, y ¡Rusia Adelante!, de Boris Fedorov, un político reconocido por su buena reputación.

Todos estos grupos apoyan en mayor o en menor medida la idea de impulsar en Rusia una economía de mercado, mantener un sistema democrático de gobierno y establecer estrechos vínculos de colaboración tanto con Occidente como con los países vecinos.

En el sector antirreformista figura el Partido Comunista de la Federación Rusa, que en buena medida heredó la estructura e implantación nacional del pcus y, por lo tanto, es la formación política mejor organizada a nivel nacional y la menos dependiente de personalidades. Su principal dirigente es Gyennadi Ziuganov, considerado como uno de los favoritos para imponerse en las elecciones presidenciales del año 2000. El Partido Comunista dice respetar, en principio, la propiedad privada y la democracia liberal, pero postula la necesidad de volver a "lo mejor del pasado" y se presenta como el único verdadero defensor de la justicia social. Pueden distinguirse dentro del partido tres corrientes: la "nacional comunista", dirigida por el propio Ziuganov y que promueve políticas de corte populista; los que pretenden transformar al partido en una organización de corte socialdemócrata, y los marxistas-leninistas ortodoxos.

El Partido Agrario, muy popular entre los campesinos por su tenaz oposición a la reforma agraria radical promovida por el gobierno, es un cercano aliado de los comunistas y cuenta con importantes organizaciones regionales en varias zonas de la Federación. En alguna medida, también es heredero de la estructura del pcus.

Poder para el Pueblo es una organización liderada por Nikolai Ryzhkov, ex primer ministro en la era Gorbachov, un nostálgico de la perestroika, a quien le gustaría refundar la Unión Soviética y es considerado incluso más intransigente con el gobierno que los comunistas.

El ex general Alexander Lebed tiene su sustento político en el Congreso de Comunidades Rusas. Lebed es una figura carismática que ha dado mucho de que hablar en Rusia desde hace varios años. Sin duda, es otro de los favoritos para los comicios presidenciales del 2000. Esta organización no tiene una plataforma política verdaderamente coherente. Se basa en la popularidad de su líder y en ciertas generalidades, como sostener la necesidad de un gobierno firme e, incluso, en el deseo de reinstaurar el imperio ruso. Es muy proteccionista en lo económico y demanda reforzar las políticas de defensa del país.

A la extrema derecha se ubica el ultranacionalismo, donde se encuentran el ex vicepresidente Alexander Rutskoi, jefe del Partido Gran Poder, y Vladimir Zhirinovsky, con su Partido Liberal Democrático, formaciones caracterizadas por su mesianismo, su "antioccidentalismo", su rechazo irracional a las "fórmulas extranjeras", su odio a las minorías y su pretensión de devolver a Rusia el estatus de "gran potencia", aunque en los últimos años se ha logrado percibir cierto pragmatismo en el Partido Liberal Democrático, que ha visto reducir su popularidad e influencia electoral.

La mayoría de los partidos rusos gravitan en torno al carisma de su principal dirigente, poseen una estructura laxa y carecen de una verdadera organización nacional. En efecto, el sistema de partidos ruso es sumamente débil y está caracterizado por contar con formaciones políticas exageradamente descentralizadas e indisciplinadas, muchas veces incluso carentes de programas de gobierno realmente coherentes.


IV Anexo estadístico*

Geografía

 

Área

 17,075,400 km2 (rango mundial, 1er. lugar).

Capital

 Moscú (8,664,000 habitantes).

Otras ciudades importantes

 San Petersburgo (4,200,000), Nizhny Novgorod (1,673,000), Novosibirsk (1,400,000), Yekaterinburg (1,300,000), Samara (1,200,000), Omsk (1,200,000), Kazan (1,200,000).

División política

 Integran la Federación Rusa 21 repúblicas Adygeya, Altay, Bashkortostan, Buryatia, Chechenia, Chuvashia, Dagestan, Ingushetia, Osetia del Norte, Kabardino-Balkaria, Kalmykia, Khakasia, Karachay-Cherkesia, Karelia, Komi, Mari El, Mordovia, Yakutia, Tatarstan, Tuva y Udmurt; 49 regiones (oblast) Amur, Arkhangelsk, Astrakhan, Belgorod, Bryansk, Vladimir, Volgograd, Vologda, Voronezh, Ivanovo, Irkutsk, Kaliningrad, Kaluga, Kamchatka, Kemerovo, Kirov, Kostroma, Kurgan, Kursk, Leningrad, Lipetsk, Magadan, Moscow, Murmansk, Nizhny Novgorod, Novgorod, Novosibirsk, Omsk, Orenburg, Oryol, Penza, Perm, Pskov, Rostov, Ryazan, Samara, Saratov, Sakhalin, Sverdlovsk, Smolensk, Tambov, Tver, Tomsk, Tula, Tyumen, Ulyanovsk, Chelyabinsk, Chita y Yaroslav; una región autónoma Yevreyskaya; seis territorios (krays) Krasnodar, Krasnoyarsk, Primorye, Stavropol, Khabarovsk y Altay; dos ciudades autónomas Moscú y San Petersburgo; y diez distritos autónomos (okrugs) Aginsky Buryat, Komi-Permya, Koryak, Nenets, Taimyr, Ust-Ordynsky Buryat, Khanty-Mansi, Chukchi, Evenk y Yamal-Nenets.

* Fuente: Encyclopaedia Britannica, Book of the Year. 1998.

 

Demografía y sociedad

 

Población (1997)

 147,231,000 (rango mundial, 6° lugar).

Densidad

 8.6 habitantes por km2.

Población urbana

 73.2%.

Población rural

 26.8%.

Distribución demográfica por sexo

 hombres 46.94%, mujeres 53.06%

Distribución demográfica por edades

 menos de 15 años, 21.0%; 15-29, 20.8%; 30-44, 24.5%; 45-59, 17.0%; 60-74, 12.9%; y más de 74, 3.8%.

Tasa anual de natalidad

 9.3 nacimientos por cada 1,000 habitantes.

Tasa anual de mortalidad

 15 defunciones por cada 1,000 habitantes.

Esperanza de vida

 hombres 58.3 años; mujeres 71.7 años.

Índice de fecundidad

 1.3 hijos por mujer.

Proyección demográfica

 año 2000 145,750,000 habitantes; año 2010 140,579,000 habitantes.

Religión

 ortodoxos (17%), musulmanes (10%), cristianos no ortodoxos (1.3%), judíos (0.7%), no religiosos (72%).

Idioma oficial

 ruso.

Número de habitantes por médico

 220.

 

Economía

 

Moneda

 rublo (Rbl) = 100 kopecs.

Producto Nacional Bruto (pnb) per cápita (1995)

 2,240 dólares.

Inflación (1997)

 11%.

Población económicamente activa

 73,140,000 personas.

pnb (1996)

 332,000,000,000 dólares.

Crecimiento anual del Producto Interno Bruto (pib) (1996)

 0.4%.

Balanza comercial (1996)

 exportaciones 84,387,000,000 millones de dólares; importaciones 45,438,000,000 millones de dólares.

Principales socios comerciales (1996)

 exportaciones Alemania 8.2%; China 5.7%; Estados Unidos 5.6%; Italia 5.0%; Suiza 4.8%; Holanda 4.1%; Reino Unido 3.8%. Importaciones Alemania 11.8%; Italia 5.3%; Estados Unidos 5.2%; Finlandia 3.8%; Francia 2.9%; Reino Unido 2.6%.

 

Instituciones políticas

 

Forma de gobierno

 Rusia es una república federal semipresidencial.

Fecha de promulgación de la Constitución vigente

 1993.

Fiesta nacional

 24 de agosto, Día de la Independencia.

Fuerzas armadas (1997)

 Total de efectivos 1,240,000 (ejército de tierra 71.8%, marina 17.7%, fuerza aérea 10.5%).

Gastos militares como total del pnb

 11.4%.

Principales organismos internacionales en los que participa

 onu, Fondo Monetario Internacional y Grupo de los Ocho.

Principales partidos políticos

 Nuestra Casa es Rusia, Partido Comunista de la Federación Rusa, Yabloko, Partido Liberal Democrático, Partido Agrario, Opción Demócratica Rusa, Congreso de Comunidades Rusas, Mujeres por Rusia y ¡Rusia Adelante!.

 

Resultados de las elecciones presidenciales de 1991

 

Aman Geldy Tuleev 

 42.8%

Vladimir Zhirinovsky

 5.8%

Nikolai Ryzhkov 

 12.6%

Boris Yeltsin

 42.8%

Fuente: Stephen White, Richard Rose y Ian McAllister, How Russia Votes, Chatham House, Nueva Jersey, 1997.

 

Resultados de las elecciones presidenciales de 1996

Primera Vuelta

 

Vladimir Zhirinovski

 5.8%

Boris Yeltsin

 35.8%

Grigori Yablinski

 7.5%

Gennady Zyuganov

 35.2%

Alexander Lebed

 14.7%

Gennady Zyuganov

 35.2%

 

Segunda Vuelta

 

Boris Yeltsin

 53.8%

Fuente: Stephen White, Richard Rose y Ian McAllister, How Russia Votes, Chatham House, Nueva Jersey, 1997.

 

Gobernantes de Rusia desde 1991

Presidente

Boris Nikolayevich Yeltsin 1991-

Primeros Ministros

Ivan Silayev 1991-1992

Yegor Gaidar 1992

Víctor Chernomirdin 1992-1998

Sergei Kiriyenko 1998

Yevgeni Primakov 1998-1999

Sergei Stepashin 1999-

 

Cronología Electoral de la URSS/Federación Rusa desde 1989

1989 Marzo. Se celebran en toda la Unión Soviética las primeras elecciones competitivas en la historia del país para renovar al Soviet Supremo.

1990 Marzo. Primeras elecciones competitivas para elegir al Congreso de los Diputados de la Federación Rusa.

1991 Marzo. Se celebran simultáneamente dos referéndums: uno para decidir sobre la reorganización de la Unión Soviética (76.4% a favor), y otro para instaurar elecciones directas para presidente de la Federación Rusa (69.9% a favor).

Junio. Primeras elecciones directas y competitivas para elegir al presidente de la Federación Rusa. Boris Yeltsin es el triunfador.

Agosto. Fracasa un intento de golpe de Estado perpetrado por elementos conservadores del Partido Comunista de la Unión Soviética. La Federación Rusa declara su independencia.

Diciembre. Es disuelta la urss.

1993 Abril. Referéndum para renovar la confianza en el presidente Yeltsin (58.7% a favor) y adelantar elecciones presidenciales (49.5 a favor) y parlamentarias (67.2% a favor).

Septiembre: Yeltsin disuelve a sangre y fuego al Congreso de los Diputados.

Diciembre: Referéndum para ratificar la Constitución (58.4% a favor).

Diciembre: Primeras elecciones para elegir a la Duma de la Federación Rusa como país independiente. Los partidos pro reforma sólo consiguen el 25% de los votos, mientras que los ultranacionalistas del Partido Liberal Democrático ganan casi el 23% y los comunistas el 12.4%.

1995 Diciembre: segundas elecciones para la Duma. El Partido Comunista se convierte en el dueño de la mayor representación parlamentaria.

1996 Julio. Elección presidencial. Boris Yeltsin es reelecto como jefe de Estado.


Bibliografía

Boldin, Valery, Ten Years than Shook the World, Basic Books, Nueva York, 1994.

Hough, Jerry F., Evelyn Davidheiser y Susan Goodrich, The 1996 Russian Presidential Election, Brookings Occasional Papers, Washington, D.C., 1996.

McAllister, Ian y Stephen White, Democracy, Parties and Party Formation in Postcommunist Russia, Party Politics, Nueva York, 1995, pp. 49-72.

White, Stephen, Richard Rose y Ian McAllister, How Russia Votes, Chatham House, Nueva Jersey, 1997.

Yeltsin, Boris, The Struggle for Russia, Times Books, Nueva York, 1996.