México D.F. ,a 29 de Julio de 2015
VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DE LA INTERVENCIÓN DEL CONSEJERO PRESIDENTE DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL, LORENZO CÓRDOVA VIANELLO, EN EL PUNTO 12 DE LA SESIÓN ORDINARIA, RESPECTO AL INFORME DE LA SEGUNDA ETAPA INTEGRACIÓN DE MESAS DIRECTIVAS DE CASILLA Y CAPACITACIÓN ELECTORAL
Señoras y
señores Consejeros y representantes.
Los
resultados contenidos en el informe que nos ha presentado la Comisión de
Capacitación y Organización Electoral, nos alertan sobre una de las asignaturas
pendientes de esta autoridad de cara al Proceso Electoral de 2018.
La
construcción de una estrategia de educación cívica que contribuya a elevar, por
un lado la incipiente de cultura política que padecemos como sociedad todavía,
y por otra parte, los datos que aquí se han mencionado han sido objetos de
discusión, que implican eventuales o retrocesos o señales de alerta, respecto
del trabajo de Capacitación Electoral.
En
el informe se aprecian datos que podrían estar expresando síntomas de desgaste
del modelo de capacitación y del nivel de cultura política de nuestro país;
entre los factores que podrían insistir en el desgaste podremos, me parece,
mencionar al menos dos.
La
percepción sobre el funcionamiento de la democracia que ha disminuido en los
últimos años, como se ha mencionado, y por otra parte la actitud crítica de la
sociedad respecto de partidos políticos, de la política y también de las
instituciones, ambos, aparecen como factores adversos, que quedan fuera del
ámbito de responsabilidad, al menos por lo que hace a la capacitación
electoral, eventualmente, caen en el ámbito de la educación cívica de esta
autoridad electoral.
Sin
embargo, hay otros ámbitos u otros aspectos que sí caen en la órbita del Instituto
Nacional Electoral, la concepción de nuestra capacitación y la visión
institucional si repensar el modelo de capacitación, y la visión institucional
que tenemos con quienes ya asumieron la responsabilidad de recibir y contar los
votos de sus vecinos.
Un
aspecto revelador es que han transcurrido 25 años desde que el otrora IFE
iniciara sus tareas de capacitación y de educación cívica, y hoy, todavía, hay
sectores en nuestra sociedad en donde se piensa que el INE depende del
gobierno, incluso hay quienes piensan que la integración de las casillas es una
decisión del INE, arbitraria, discresionaria, y no un mandato constitucional,
regido por la ley.
Esta
incipiente cultura política explica que a los capacitadores como menciona el
informe se le solicitara en muchas ocasiones apoyo para la gestión de demandas
ante los municipios, servicios de limpia, alumbrado público, incluso empleo; o
bien, que ciudadanos que ya fueron capacitados, objeto de reflexiones en esta
mesa, desistan de su compromiso como funcionarios de casilla, se incorporen a
las tareas de los partidos políticos, situación que hay que revisar,
probablemente en un futuro tengamos que
establecer la prohibición de que quien ha sido insaculado, quien ha aceptado
ser funcionario de casilla pueda ser registrado como representante de partido
político ante las Mesas de Casilla, eso es parte de una discusión que tendremos
que tener colectivamente, pero es un fenómeno que ahí está; y que eventualmente
tengan que ser sustituidos por otros tomados de la fila.
Desde
mi perspectiva, estos fenómenos deberíamos verlos como incentivos para
replantearnos la articulación y los enfoques de tareas de corto plazo en el
ámbito de la capacitación electoral, con otras de mediano y largo plazo, como
lo que tiene que ver con nuestras estrategias de educación cívica.
Esta
incipiente cultura política subyace en los intentos por impedir las pasadas
elecciones, que fueron conocidos, discutidos y que nos preocuparon a todos; por
un lado, obstaculizar la celebración de elecciones, y es algo en lo que hemos
convergido autoridad electoral y partidos políticos, impedir el ejercicio de
derechos e inhibir el principal acto de los ciudadanos en una democracia para
incidir en la distribución del poder
público y con ello reorientar las políticas públicas.
Dicho
de otra manera, impedir la organización de las elecciones habla de que no todos
tenemos claridad en torno al poder civilizatorio del sufragio y la importancia
de que sea el voto el que determine la integración de los poderes públicos, o
estamos dispuestos a subordinar esto a otro tipo de interés.
A
pesar de ello, como sabemos, la ciudadanía salió y votó, refrendando así el
compromiso civilizatorio de la sociedad de reivindicar la ruta electoral como
la vía privilegiada para procesar nuestras diferencias y recrear el intenso
pluralismo político que nos caracteriza.
Sin
embargo, me parece que lo que ocurrió en este Proceso Electoral habla de una señal de atención de
la que todos tenemos que hacernos cargo, y que como se ha mencionado aquí, el contexto de inseguridad, pero también de
incertidumbre, de conflictividad social, es uno de los factores que pueden, no
tal vez el determinante, pero uno que no puede soslayarse respecto de los
números que este informe sobre la segunda capacitación nos revela.
Para
quienes se han dedicado al estudio de los fenómenos electorales o su
organización, es evidente que el mandato constitucional de que las Mesas
Directivas de Casilla deben ser integradas por ciudadanos elegidos al azar, no
es una ocurrencia de esta autoridad y tiene que ver con dos aspectos
fundamentales: es la respuesta al rechazo que en su momento provocó que en
otras épocas los integrantes de las Mesas fueran determinados directamente por
los funcionarios encargados de las elecciones; y dos, que la intención de que
sean ciudadanos y no las autoridades formalmente quienes reciban y cuenten los
votos.
Para
decirlo con todas sus letras, el carácter ciudadano y aleatorio de las Mesas
Directivas de Casilla, es una disposición que forma parte del diseño
constitucional de la democracia mexicana, y que indudablemente le ha dado
credibilidad a los Procesos Electorales.
Por
ello, desde mi perspectiva, más allá de imprecisiones, errores involuntarios
que se hayan cometido, lo que nos está faltando es una visión que articule los
objetivos de corto plazo de la capacitación, con objetivos de mediano y largo
plazo, una tarea colectiva orientados en la lógica de construcción de
ciudadanía.
Formar
parte de las Mesas Directivas de Casilla, es una responsabilidad cívica que
permite participar directamente en el proceso de integración de la
representación política de nuestro país o de las entidades, por ello, creo que
la hoja de ruta que nos permitirá construir la nueva estrategia de educación
cívica, debería considerar algún tipo de interacción posterior a la Jornada
Electoral que potencie la construcción de ciudadanía con quienes hayan asumido
la responsabilidades de las Mesas Directivas de Casilla y se retroalimente de
la experiencia de quienes voluntariamente han decidido contribuir como
autoridades con todas las responsabilidades que ello supone a la organización
de las elecciones.
Me
parece, además, que no podemos dejar en un análisis o en un diagnóstico
integral de la capacitación electoral en el Proceso Electoral de este año,
desvincular los resultados de este segundo informe con lo que ocurrió en la
primera etapa de capacitación porque ya entonces, advertíamos fenómenos
preocupantes, como por ejemplo el hecho de que el índice de rechazo para fungir
como funcionarios de casilla, hubiera sido ya desde entonces mayor que en
ocasiones anteriores, o que el trabajo de los CAE’s para poder convencer a los
ciudadanos a fungir como funcionarios de casilla, se hubiera incrementado.
Entre
tres y cuatro visitas eran necesarias en ocasiones previas, en procesos
electorales previos, en la primera etapa de capacitación. Hoy fueron necesarias
al menos seis, y en algunas ocasiones hasta 20 visitas al mismo ciudadano para
convencerlo de que fungiera como funcionario de casilla.
Concluyo
agradeciendo a los integrantes de la Comisión de Capacitación y Organización
Electoral el informe presentado, así como a la Dirección Ejecutiva de Educación
Cívica, a la Dirección Ejecutiva de Organización Electoral por el esfuerzo
realizado a lo largo de este Proceso Electoral, y concretamente para la
presentación de este informe que está en nuestra consideración, y
particularmente a los 39 mil CAE’s, y a los millones de ciudadanos que
recibieron sus acreditaciones y que fungieron como funcionarios de casilla en
la pasada elección.