Cocoyoc, Morelos, ,a 06 de Noviembre de 2014
VERSIÓN ESTENOGRÁFICA DEL MENSAJE DEL PRESIDENTE ELECTORAL DEL INSTITUTO NACIONAL ELECTORAL, LORENZO CÓRDOVA VIANELLO DURANTE LA INAUGURACIÓN DE LA PRIMERA REUNIÓN NACIONAL DE CONSEJERAS Y CONSEJEROS ELECTORALES DE LOS CONSEJOS LOCALES, LA CUAL FUE REALIZADA EN LA EX HACIENDA DE COCOYOC.
Consejero Presidente del INE, Lorenzo
Córdova Vianello:
Muy buenos días tengan todos ustedes. Sí traigo unas cuartillas, son más de
dos, así que de entrada me disculpo pero creo que es una oportunidad invaluable
para poder platicar con todos ustedes desde una perspectiva mucho más general
de la que nos va a ocupar, como ya lo anticipaba Marco, en la siguiente mesa,
ya arrancando las sesiones de trabajo de estas jornadas.
Antes que nada colegas, consejeros, consejera
y consejeros del Consejo General, señor Secretario Ejecutivo, señores
presidentes de los Consejos Locales, colegas consejeros, consejeras y
consejeros del Instituto Nacional Electoral.
Muchas gracias a todos, a todas y a todos por
asistir a esta Primera Reunión Nacional de Consejeras y Consejeros Locales del
INE. Esta es la primera oportunidad que tenemos de convivir con ustedes desde
que el IFE se convirtió en Instituto Nacional Electoral.
Su participación en los órganos de decisión
de cada una de las 32 entidades federativas es, como lo fue para el Instituto
Federal Electoral, relevante para garantizar el carácter ciudadano de la
democracia mexicana en los diferentes ámbitos de decisión institucional.
La inmensa mayoría de ustedes, como ya ha
sido recordado aquí esta mañana, fueron nombrados por el Consejo General del
entonces IFE el 7 de octubre de 2011 para que se desempeñaran como consejeros
electorales locales durante dos procesos electorales.
Sin embargo, el modelo electoral que surgió
de la reforma de este año, transformó profundamente las reglas del juego para
organizar las elecciones y para encausar la participación de los ciudadanos en
ellas.
Se modificó el Sistema Electoral. Cambio la estructura
institucional en todo el país. Los plazos de múltiples actividades, así como
los diversos procedimientos que tradicionalmente se realizan durante las
emisiones.
Es cierto, la reforma también, como aquí se
ha mencionado, mantuvo otros que fueron clave de la fortaleza de la
institucionalidad electoral a lo largo de las últimas dos décadas, y transformó
algunos, como la ya mencionada figura de la Casilla Única que tendremos ocasión
de revisar más adelante en alguna de las mesas de trabajo.
Se transforman en clave de fortalecer y
robustecer los procesos electorales locales. Ahora el INE es una autoridad de
carácter nacional con 74 nuevas atribuciones y que tiene una función de
rectoría, coordinación y supervisión de las elecciones locales, con la
finalidad de estandarizar las condiciones de los comicios en las
entidades federativas con la imparcialidad que ha venido caracterizando a las
elecciones federales, además de la alta calidad técnica con la que hemos
realizado los comicios a nivel federal.
Pero no obstante todos estos cambios hay algo
que se mantuvo inalterable y que desde mi perspectiva constituyen las dos
columnas vertebrales, la esencia de la institucionalidad electoral de nuestro
país. En primer lugar. Que ya he mencionado y que aquí se ha reiterado por mis
colegas, el carácter ciudadano de las instituciones electorales.
Éste es un carácter que cruza, como ustedes
saben, toda la estructura de decisión del nuevo Instituto Nacional Electoral,
desde las casillas, los funcionarios de casillas son la esencia principal de la
ciudadanización que desde hace dos décadas y media ha venido consolidando la
institucionalidad electoral, son ciudadanos de a pie que son insaculados, que
son capacitados por el Instituto, ahora Nacional Electoral, y que reciben y
cuentan los votos de su vecinos.
Desde las casillas, decía, hasta el vértice
de decisión del Instituto, el Consejo General, pasando por supuesto, por los
consejos locales que ustedes integran y los consejos distritales que en breve
ustedes conformarán.
Permítanme una reflexión sobre este punto.
Que creo que es importante subrayar y que en lo particular me parece indispensable
asumir, no luego de una discusión, y para esto son también estas reuniones. El
carácter ciudadano no hay que malentenderlo, nosotros en plural quienes
integramos el Consejo General como consejeros, ustedes que integran los
consejos locales de cada una de las 32 entidades federativas del país, no somos
representantes de la ciudadanía, y no podemos asumirnos como tales.
Sé que voy a contracorriente de lo que suele
entenderse en la ciudadanización, pero a nosotros, ni quienes estamos en el
Consejo General, ni ustedes que fueron designados por el Consejo, el Consejo
General, son, somos representantes de los ciudadanos.
En la democracia los representantes de los
ciudadanos están en los órganos de representación política y a nosotros no nos
eligieron los ciudadanos. Para bien o para mal, en términos deficitarios o no,
la representación ciudadana está en el Congreso federal y en los congresos
locales, y nosotros no podemos, no debemos, sin sobreactuaciones, arrogarnos
una representatividad política que no tenemos.
¿Por qué se habla entonces de
ciudadanización? ¿Por qué nosotros nos asumimos como consejeros otrora llamados
incluso ciudadanos? Bueno, porque el proceso de ciudadanización bien entendido
de los órganos electorales implicó e implica que quienes toman las decisiones
en los órganos decisionales del Instituto Electoral, el Consejo General, los
consejo locales, y finalmente los consejo distritales, no somos representantes
de intereses de parte o intereses de partido.
Si lo fuéramos se habría mantenido la
estructura de la que venimos. La estructura de la institucionalidad electoral
del pasado, en donde los representantes de los partidos directamente
participaban en el proceso de toma de las decisiones.
Pero eso fue precisamente lo que a finales de
la década de los 80 principio de los 90 hizo implosión y dio paso al proceso de
ciudadanización. Insisto, entendido no en el sentido de que nosotros somos
representantes de los intereses de la ciudadanía. Porque hablar de la
ciudadanía es hablar de una abstracción, la sociedad está compuesta de una
pluralidad de intereses, de una diversidad de posiciones ideológicas y
políticas, que precisamente por eso está representada en los órganos en donde
esa pluralidad se refleja, que son los congresos locales y el federal.
Nosotros somos representantes de la
ciudadanía en el sentido de que no representamos intereses de parte o intereses
de partido. Nosotros no somos una expresión de la pluralidad de la ciudadanía.
Y eso hay que tenerlo bien claro, hay que tenerlo bien claro en el trabajo que
nos toca desarrollar, porque de otra manera podemos caer en esa falacia que
algunos, incluso, académicos, presuntamente muy respetados han venido
sosteniendo, como se ha mencionado aquí, en el sentido de que la imparcialidad
se logra a partir de la suma de parcialidades en el sentido de que la
imparcialidad que debe tener un órgano electoral se conjuga o se conforma a
partir de los equilibrios políticos, tantos consejeros de este partido, tantos
de aquel otro, tantos de aquel más. Eso es una falacia, la imparcialidad no se
construye de esa manera. La suma de parcialidades lo único que provoca es mayor
parcialidad y nosotros somos un órgano de decisión política de esta
institución, no somos un órgano de representación, o no conformamos órganos de
representación de intereses partidistas. Ni de uno ni de otro.
Cuando nosotros los designamos hace unas
semanas, en la lógica de ratificar la decisión que en su momento tomó el
Consejo General del Instituto Federal Electoral hace tres años, no pensamos
hacerlo para mantener los equilibrios políticos que eventualmente deben tener
los consejos locales, los nombramos porque como lo demostraron en las
elecciones de 2012 ustedes garantizaron la imparcialidad, entendida en el mejor
de los sentidos, no como la suma de parcialidades, no hay que equivocarnos
colegas consejeras y consejeros, ni nosotros, los que estamos en el Consejo
General ni ustedes que integran los consejos locales.
No estamos aquí para representar intereses de
tal o cual partido, no estamos aquí para representar intereses de tal o cual
facción de la sociedad porque nosotros no estamos investidos de una
representación política, si lo hacemos, si lo hacen, nos vamos a equivocar, y
no vamos a contribuir a este complejo, trabajoso proceso de reconstrucción de
la confianza ciudadana en una institución que es clave para la recreación de la
democracia y que lo es todavía más, como lo han señalado insistentemente mis
colegas del Consejo General en los aciagos y complicados momentos que atraviesa
la sociedad mexicana.
El INE está llamado a ser en estos momentos
un ancla de estabilidad política, está llamado a ser en un órgano del Estado,
no se les olvide eso, somos un órgano del Estado, por supuesto que somos
autónomos pero no somos autistas, no somos una Republica dentro del Estado
mexicano, nosotros somos parte del Estado mexicano y somos una institución que
puede y debe propiciar que el cauce fundamental en los sistemas democráticos,
es decir, las elecciones para que la sociedad procese sus diferencias de manera
pacífica, hoy se reivindique como tal.
Ojalá y logremos transmitir a la sociedad que
las elecciones de este próximo año son una manera en la cual a través de la
participación de los ciudadanos podemos reivindicar nuestra vocación como
sociedad en clave democrática.
Sí, hay mucha indignación en el país, sí, y
está justificada, creo que todos los que estamos aquí podemos compartir
legítimamente esa insatisfacción y esa indecisión, perdón, esa indignación,
pero la manera democrática de expresar y procesar esa indignación no pasa por
salirse de las instituciones y de los cauces institucionales que en la
democracia están pensados para que las mismas se procesen.
Fuera del Estado de derecho no hay nada más
que barbarie, la única manera de
preservar la democracia es precisa mente ahondar los causes institucionales
para que esa indignación, esos reclamos, insisto, legítimos se procesen por la
vía pacífica y por ende por la vía democrática.
La ciudadanización así entendida es la clave
de que puedan cumplirse por lo menos los principios de autonomía, de
independencia y de imparcialidad que la constitución mandata o establece como
principios rectores de la función electoral, insisto, la recreación, la
consolidación, la concreción de estos principios pasan porque todos los que
estamos aquí reunidos asumamos que en nuestras decisiones debemos ser ajenos a
los intereses de los partidos políticos que son intereses legítimos pero que
son intereses por definición de parte, y nosotros no podemos, no debemos hacerlos
nuestros, debemos respetarlos, todos, es la tarea del árbitro, pero no los
´podemos hacer nuestros en la toma de las decisiones que estamos llamados a
asumir en adelante.
No podemos asumirnos como representantes de
los intereses del juego, de ninguno de esos intereses, todos ustedes y todos
nosotros somos ciudadanos y como tales iremos a votar por las preferencias
electorales de nuestra predilección, eso se vale, no solamente se vale, tenemos
que hacerlo en ejercicio de nuestros derechos políticos, pero una cosa es
nuestras preferencias que como ciudadanos tenemos y que son seguramente muy
disímbolas aquí, por eso no podemos asumirnos como representantes de la
ciudadanía, porque la ciudadanía es algo abstracto, porque cada ciudadano tiene
sus legítimas preferencias y se vale, pero aquí, en nuestra función tenemos que
aprender o asumir que somos servidores del Estado mexicano y tenemos que asumir
que nuestras decisiones no pueden estar definidas por nuestras legítimas
preferencias políticas personales.
Por supuesto que todos y cada uno de ustedes,
de nosotros, al momento de ir a votar, vamos a votar por la posición política,
por la posición ideológica que consideramos legítima, que consideramos la
mejor, de eso se trata ir a votar, de expresar precisamente nuestra voluntad y
nuestra adhesión respecto de una o tal parte, de uno o tal interés en juego
pero no podemos confundir eso que es el ejercicio de un derecho en el ejercicio
de una función constitucional que requiere autonomía, independencia e imparcialidad.
Si creemos que nuestras decisiones aquí como
consejeros están orientadas en lo que creemos que es bueno porque coincide con
nuestras preferencias ideológicas y políticas nos vamos a equivocar, y no
podemos permitírnoslo, no podemos permitírnoslo en un momento en que la
política, los partidos, los políticos, están siendo criticados arduamente por
la sociedad, si nos equivocamos en esta función nosotros mismos vamos a estar
abonando en esa marea de indignación que hoy amenaza con desbordar los cauces
institucionales.
Nosotros somos de nuevo lo digo, una
institución ancla de los procesos políticos complejos que hoy atraviesa el
país, y el segundo gran elemento que constituye la columna vertebral y que fue
intocado, al contrario fue maximizado, diría yo, por la Reforma Electoral,
decía, el primero es la ciudadanización, el carácter ciudadano de los órganos
electorales entendido como lo he planteado y el segundo es la estructura
profesionalizante de esta institución. No solamente no fue tocada sino que fue
maximizada.
Hoy la capacidad técnica, la capacidad
operativa, el profesionalismo que a lo largo de dos décadas se ha venido
construyendo y sedimentando en el servicio profesional del otrora Instituto
Federal Electoral adquirirá a partir del próximo año un carácter nacional y
permeara en las estructuras de los organismos públicos locales electorales.
Ese reconocimiento también tenemos nosotros
como consejeros que tomarlo por enserio. Quedaron muy atrás los tiempos en los
que la premisa de actuación primera de los consejos es la desconfianza en la
estructura profesional de la institución; Entiendo que muchos hubieran asumido
que la tarea, incluso se vanagloriaban de ello, que la tarea de los consejeros
electorales era ser los caza mapaches
de la estructura, pero esos tiempos quedaron atrás, hoy no hay ningún
funcionario, lo digo con todas las letras, y ningún funcionario del servicio
profesional electoral que no haya pasado por un proceso de selección, de
promoción, de capacitación, de evaluación permanente, no solamente en periodos
ordinarios sino de evaluaciones especiales a partir de su desempeño en el
proceso electoral y que no en pocas ocasiones trajeron como consecuencia la
separación del servicio profesional de servidores públicos que no cumplían con
las características que se demanda en ese servicio.
¿Qué quiero decir con esto compañeros
consejeras y consejeros? ¿Qué tenemos que ser condescendientes con la
estructura profesional del instituto? De ninguna manera, tenemos que ser una
estructura, órganos que creen contextos de exigencia al servicio profesional
electoral porque los contextos de exigencia son la clave del fortalecimiento y
del robustecimiento institucional, pero una cosa es esa y otra, repito, como se
pensaba en el pasado, que en el INE hay buenos y malos y que nosotros somos los
bueno y los de la estructura son los malos.
Contextos de exigencia sí, maniqueísmos de
buenos y malos me parece que no van a ayudar en un momento en que, repito, el
Instituto Nacional Electoral está llamado a jugar un rol fundamental en el
país.
No quiero extenderme más, quiero solamente
terminar diciendo que para nosotros la designación de ustedes como de nosotros
consejeros del Consejo General, la designación de ustedes como consejeros de
los consejos locales fue una decisión pensada, meditada y que al final del día
nos enorgullece, creemos que hemos tomado la mejor decisión, como se que
ustedes van a tomar la mejor decisión, como lo hicieron en su momento en la
designación de los consejeros de los consejos distritales, la mejor decisión,
como en su momento también se ha dicho aquí, creemos que la tomamos en la
designación de los organismos públicos locales electorales.
El trabajo y la relación de ustedes con los
órganos públicos locales electorales va a ser complejo, todos vamos a tener que
pasar por un proceso de aprendizaje pero esto lo tenemos que hacer, repito y
termino, con la conciencia de que el papel que el INE hoy está llamado a jugar
en el contexto complicado que tenemos que sin duda no es el idóneo, en el que
tenemos que organizar las elecciones el próximo año es indispensable para que
al final del día las elecciones no sean parte de los problemas nacionales sino
sean una manera, desafortunadamente no la única, pero sí, como ocurre en las
democracias, la privilegiada para encausar el descontento y permitir el
ejercicio libre de los derechos de parte de los ciudadanos.
Muchísimas gracias.